Cuando uno es niño, es muy divertido jugar a las guerritas. Agarrar armas de juguete, o ramas de árboles que simulan serlo; o los niños más pudientes tienen sus pistolas y rifles de agua o con municiones de goma para hacer el asunto más real.
Pues así están los policías de la Intermunicipal de Veracruz-Boca del Río con los elementos del Ejército Mexicano, que a cada rato se enfrentan, sacan las armas y se hacen los valientes apuntándose los unos a los otros.
¿Qué pretenden? ¿De qué se trata? No podemos creer que la delincuencia organizada sí esté bien organizada, mientras los policías y soldados jueguen a ver quién es más blanquilludo.
¿Qué asunto con los polis y soldados en Boca? ¿A qué juegan? Si quieren divertirse con guerritas estupiditas, usen el Nintendo Wii o unas retitas de Street Fighter.
¿No podrían solucionar sus diferencias por, digamos, el bien de la patria y la seguridad pública? ¿No sería mejor que arreglen esto como hombres en una cantina con muchas caguamas y oyendo salsa? Digo, hay mejores formas que andar sacando las armas.
No sabemos, ni nos interesa, qué hay en el fondo de estas confrontaciones estériles; también si algo se saben, mejor ya lo hubieran dirimido en donde se deben llevar estas diferencias: los juzgados.
No se entiende cómo dos instituciones dedicadas a preservar la seguridad de los mexicanos estén en franca discrepancia; en el espectro nacional, hay niños que se están matando como en Ciudad Juárez, balaceras en Tampico y norte de Veracruz, y aquí en el puerto jugando a los pistolazos nomás por puro entretenimiento.
Noticia va a ser el día de mañana cuando a algún elemento se le suelte un tiro, y entonces se desate una balacera en plena calle; y que aparte de los policías y soldados muertos, toque uno de esos proyectiles a un peatón inocente causándole la muerte.
Noticia va a ser que luego de la masacre entre “tiras” y “sardinas” con inocentes muertos, entonces los mandos lamenten que haya habido un enfrentamiento de esta naturaleza y que van a investigar exhaustivamente algo que podían haber frenado desde mucho antes.
Los jefes policiacos, los mandos del Ejército simple y sencillamente tienen que hablar; coordinarse. Si se caen gordos, pues que trinches pusilánimes, porque se supone que son hombrecitos para trabajar, cumplir una delicada misión, no para citas sociales a tomar el te y hablar de telenovelas.
Nada les cuesta entenderse. Es una vergüenza que entre narcos pacten mejor.