El trabajo de los reporteros policiacos es quizás el menos reconocido, pese a la serie de peligros y adversidades con las que convive diariamente: lo que en un momento puede ser un inofensivo accidente, puede terminar en una amenaza de muerte para que no se publique nada.
En Coatzacoalcos, por ejemplo, los reporteros lidian y hasta se acostumbran para poder ganar el pan diario. Tienen que soportar a personajes pedantes como los hermanitos Guízar, en especial el famoso “Tulle”, quien llega con aires de importante a amedrentar, perseguir con vehículos, etc. Ni la delincuencia organizada hace esas bufonadas.
En Coatzacoalcos, hace una semana, en la congregación Rabón Grande, se reportó una persona ejecutada del sexo masculino. Los periodistas policiacos inmediatamente se trasladaron al punto para recabar la información, pero se toparon con la sorpresa de que el muerto ya estaba “apartado” por diversas corporaciones, y que la Policía Intermunicipal le hacía a la barrera como en futbol, hostigando a los periodistas bajo la consigna de que ya estaba prohibido pasar a la escena del crimen.
Esto, según fuentes o pretexto de los policías locales, es porque en Xalapa ya dieron la orden de que no se diera acceso a las “escenas del crimen”.
Chingao, tan bella Xalapa y de todo le echan la culpa los de los otros municipios.
Es correcto: los periodistas por ley no deberían acceder a la escena del crimen, y de eso están concientes porque conocen bien su trabajo: tanto así que hay periodistas de experiencia que saben más de procesos legales que los mismos abogados.
Al tener este conocimiento, sorprende que en el sur de Veracruz (a nivel regional) ya dieron la “orden” de que a ningún reportero policiaco se le de acceso y mucho menos se le deje tomar fotografías de escenas del crimen.
Otro escenario más infantil, fue que en Coatzacoalcos los polis se agarraron de las manitas (viera usted que ternura) para rodear al cadáver de una persona que permanece sin identificar… Y poco les faltó para cantar “Doña Muerto, está cubierto, de peritos y de pooolis… Romperemos un poli, para ver a Doña Muerto”… “A la rueda, rueda de San Muerto, San Muerto”…
El argumento de la policía y servicios periciales es que los periodistas son los que descomponen la escena del crimen… Y diría Platanito: “Aaaay wuuueeeeeeeeey”.
Como me supongo que los polis y servicios periciales ya dominan las artes periciales, superan a los del CSI, La Ley y El Orden, ya se chutaron las novelas del Belascoarán Shayne, y tienen videntes como “La Paca”, expertos en osamentas, entonces no debemos preocuparnos.
Deben ser tan buenos, que no necesitan que lleguen los de Servicios Periciales a las escenas del crimen, porque se llevan antes los cuerpos, a veces --según ellos-- antes de que lleguen los fotógrafos non gratos. Llegan a escenas donde no permiten el acceso a nadie, lo que les da el tiempo para manipular lo que llaman “escena del crimen”, y a nadie le consta que así esté dispuesta.
Así pasó con el policía de Nanchital encontrado en Texistepec, tanto misterio para nada.
En Chinameca, resulta que tampoco se le pueden tomar a cadáveres como el del presunto roba-carros que capturaron policías municipales de Chinameca, presuntamente protegidos por el alcalde porque son los principales sospechosos de las muerte de dicho individuo.
Pero no, como saben que los reporteros policiacos son mañosos, se adjudicaron dizque una orden de Xalapa para echar fuera de la escena a los periodistas non gratos.
¿A qué se juega con los policías en el sur? Mejor dicho, con los jefes que imponen estas reglas tan ridículas que ni ellos mismos cumplen. ¿A poco los periciales ya están más allá de lo que vemos en la televisión? ¿Acaso no han leídos que los uniformados son uno de los que desordenan las escenas del crimen?
Pero esto tiene más fondo: no hay que retratar cadáveres, y debe ser porque están muy feos, o porque todavía no es día de Muertos, pero por alguna extraña razón, los muertos en Veracruz también son secuestrados hasta por la misma policía.
Veracruz es mágico hasta en su historia policiaca.