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Toribio Gargallo es toda una leyenda del pistolerismo en la zona centro del estado de Veracruz. Su zona de influencia era en la región de Córdoba, controlando la región a base de fuego y sangre.
Apodado como “El Toro” y usando el seudónimo de Juan Zavaleta, era conocido por hacer los trabajos sucios de los caciques de la región. A él se le atribuyen al menos 300 muertes, cuyos restos (algunos) fueron encontrados en pozos artesianos ubicados en el poblado Ojo de Agua, perteneciente al municipio de Omealca, que era su centro de operaciones.
Siendo así, Toribio Gargallo se puede decir que fue uno de los asesinos a sueldo más prolíficos de Veracruz… y quizás del mundo.
También se convirtió en un rico y próspero comerciante cañero, llegando a tener casi tres mil hectáreas y siendo además el principal abastecedor de caña de azúcar de los ingenios de Motzorongo y La Providencia.
“Este ascenso de la fama de Gargallo va aparejado con el trasiego de droga, contrabando en tanto que se llegó a encontrar varios kilogramos de cocaína en sus propiedades”, narra una columna el maestro César Vázquez Chagoya.
Pero así como fue ganando influencia, respeto y miedo, Toribio Gargallo finalmente se estaba convirtiendo también en un peligro y a la vez en un eslabón débil del poder por todo lo que sabía, todo lo que hacía y a los intereses que servía: era un secreto a voces que también le hacía algunos “trabajitos” a la gente del poder político, al gobierno. Si había que “echarse” a alguien que estorbaba a un proyecto político o empresarial, el encargado era “El Toro”.
No por nada, había que silenciarlo.
El 10 de octubre de 1991, Toribio Gargallo había acudido a tomar un café con un compadre. Al partir, en el camino se encontró con un retén de la Policía Judicial. Para Toribio Gargallo no era nada raro ni sorprendente, pues se llevaba con todos los policías de la región y conocía a todos los comandantes. Poco después de abordar nuevamente su camioneta, se dio la orden de que los policías dispararan contra Toribio y acompañantes.
Este hecho lo narra también el maestro Vázquez Chagoya en su columna titulada “A 18 Años de la Muerte de Toribio Gargallo”, publicada en octubre de 2009: “Cada tarde se trasladaba de Omealca hacia Fortín a tomar café con Heriberto Martínez, alias ‘El Burro’, administrador del hotel Fortín de las Flores, encargado de las Juntas de Mejoras de la región por donde se repartían todos los apoyos de "Solidaridad" y protector de Dante desde joven. Toribio con él se sentía protegido y confiado. El día 10 de octubre de 1991 Gargallo fue acribillado. En el entronque de Omealca con la carretera federal Veracruz-Córdoba, Toribio Gargallo vio el retén policiaco y se bajó sólo a saludar a los jefes policiacos cuando éstos iniciaron los disparos contra él y sus acompañantes. Al morir Gargallo se inspeccionaron sus ranchos y se encontraron pozos artesianos que servían como tumbas para sus víctimas. Se habla de haber encontrado alrededor de 300 cuerpos. Su muerte la han vinculado a su falta de adaptación a los nuevos esquemas de reordenamiento de los carteles de la droga, en la que aparecían actores del gobierno y la venganza de otras familias de la zona vinculadas al crimen organizado y al cacicazgo”.
El columnista Héctor Manuel Pérez Cuellar, también especialista en temas de seguridad, narra con más detalles en un texto de julio de 2019, sobre los pozos con cadáveres relacionados a Toribio Gargallo, así como la ejecución del pistolero: “en el Gobierno de Dante Delgado, no podía fallarle a quien lo dejo al frente del Gobierno Don Fernando Gutiérrez Barrios, por ello se diseñó un operativo en 1991, con retenes por donde transitaba El Toro Gargallo. Cuentan; los sótanos policiacos de aquel tiempo, que el Gobernador instruyó a sus mejores hombres, a los comandantes más avezados y valientes para que organizaran el recordado retén del 10 de octubre de 1991, en el entronque de Omealca con la carretera Federal Veracruz-Córdoba, por donde cada tarde viajaba Gargallo Peralta y sus pistoleros más cercanos, en este caso, Fructuoso Adán Hernández, “EI láminas”, Jacinto Nieto Gargallo, “El Chinto”, Jorge Flores Viveros y Marcial Romero Arroyo. El operativo; estaba coordinado por los dos mejores comandantes de ese tiempo, los legendarios Antonio Rodríguez Hodkings y Norberto Portilla Morales, además de los jefes policiacos Juan Ramón Jiménez Morales y Rafael Huerta respaldados por una docena de judiciales quienes marcaron el alto a la camioneta de Toribio que, en vez de obedecer, sacó el arma sin que tuviera tiempo de dispararla ya que una lluvia de balas acabó con su vida y la de sus acompañantes, librando a la región centro del Estado (secuestrada de nuevo en este Gobierno) de una verdadera calamidad, pues tras la muerte del “Toro” se inspeccionaron varios ranchos de su propiedad, y en Ojo de Agua, municipio de Omealca –de donde era originario-, fueron localizados varios pozos artesianos repletos de cadáveres, algunos de personajes como el periodista Martín Heredia y los empresarios y comerciantes Martín Tress Rodríguez, Mauro Montero Garduño y Alberto Rodríguez Henestrosa, entre muchos otros, pues en total llegaron a contabilizarse hasta 300 restos en ese predio que solía habitar el famoso cacique. Este personaje oscuro; servía tanto a Caciques como al Gobierno, en la desaparición de personas incomodas para ellos”.
Y efectivamente: el gobernador era Dante Delgado Rannauro y las voces indicaban que la orden de matar a Toribio salieron de Palacio de Gobierno.
De hecho, en una plática con Vázquez Chagoya así me lo comentó en medio de sus humos de cigarro: “Dante lo mandó matar”. Esto también lo escribiría el maestro en una columna de abril de 2013 donde hablaba de los grupos armados en Veracruz mucho antes de los Zetas y toda esa delincuencia que tanto daño le ha hecho al estado: “A Gargallo lo mandó a matar el gobernador Dante Delgado por razones de estado. No podría haber un poder sobre otros”.
Dante Delgado es considerado uno de los genios de la política veracruzana, pero tiene el gran defecto de tener un temperamento muy explosivo, voluble, que al final de cuentas le hacen tomar malas decisiones.
En algún momento se pensó que podría llegar a convertirse en gobernador por la vía de la elección como cuando ganó la elección federal de 2006 y se convirtió en senador de la república, en lo que fue la primera gran debacle del PRI en Veracruz, que nunca había perdido el Senado.
Dante de hecho ya había sido gobernador, pero sustituto (de 1988 a 1992), y fue gracias a que el entonces mandatario estatal Fernando Gutiérrez Barrios solicitó licencia para incorporarse al gabinete del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari como secretario de Gobernación. El “hombre leyenda” (como le apodan en los círculos políticos) estuvo sólo dos años gobernando en Veracruz, por lo cual su secretario de Gobierno, Dante Delgado, lo suplió por 4.
Durante ese periodo se hicieron grandes obras en Veracruz (el Acuario, el Congreso del Estado) pero también era secreto a voces que gran parte del material para construir dichas obras —especialmente el cemento— salía de empresas de la familia de Dante, lo que era una gran negociazo en abierto con recursos públicos.
Ese peculado fue el motivo por el cual fue ingresado al penal de Pacho Viejo junto con dos colaboradores cercanos, aunque el fondo real —se dice— fue que se le puso al tú-por-tú a Ernesto Zedillo, quien más tarde se convertiría en presidente de la república. Saldría de la cárcel no porque se haya declarado inocente, sino porque el delito ya había prescrito.
Ya enojado con el PRI, Dante decidió fundar su partido Convergencia por la Democracia, que luego se convertiría en Movimiento Ciudadano; se le vio en algunos momentos muy cercano a Andrés Manuel López Obrador, hasta que hubo un pleito personal irreconciliable.
Hay que decir que su partido, poco a poco, ha ido logrando espacios, aunque también ha tenido candidaturas muy cuestionadas con casos de candidatos acusados de violación y pederastía en Puebla y Veracruz. En algún momento también buscaron acercarse al conocido payaso de rodeo llamado Renato Tronco, exalcalde de Las Choapas, señalado de ser el asesino intelectual de un regidor.
Así, en un partido que promovía violadores y asesinos, aparece el caso de José Manuel “N”, acusado de ser el autor intelectual del homicidio de René Tovar, candidato a la alcaldía de Cazones de Herrera.
Y es que Movimiento Ciudadano lo único que tiene de “novedoso” es que tiene muchos jóvenes que no saben la historia siniestra y el pasado oscuro de Dante Delgado Rannauro: el priísta que se sirvió del otrora poderoso partido tricolor que lo hizo millonario y que cuando se pasó de listo, el mismo sistema lo encarceló.
De Dante se conocen sus arrebatos. Es famoso también como “Caballo Loco” (pregúntele a los periodistas más experimentados y veteranos que uno; no es choro) porque cuando se encabrona le da por patear puertas y tumbarlas a punta de golpes. Eso mismo le hizo a Zedillo, entonces candidato a la Presidencia de la República, quien finalmente dio la orden de que al alvaradeño-cordobés lo refundieran en el bote por un tiempo.
Su carácter explosivo también está grabado en un video de YouTube cuando repartiendo propaganda en Boca del Río encara a un automovilista que se burla de él.
Ese es Dante: arrebatado, impulsivo, aunque muy inteligente. Sabe vender la idea de ser un “demócrata” siendo dueño de un partido político al que le ha sacado jugo para mantener su ostentosa vida y la de sus muy cercanos e íntimos.
Dicen por ahí que si Yunes Linares es iracundo, Dante es peor: está loco.
Por eso no sorprende la historia: a Toribio Gargallo simplemente había que matarlo para “resolver” de tajo una situación. Tampoco por eso sorprende que a José Manuel “N” lo relacionen con el homicidio de un candidato, porque así parece que resuelven las cosas Dante y compañía: a punta de balazos.
Por cierto, ¿Dante también tendrá algo qué ver con lo de Cazones de Herrera o Juan Manuel “N” se mandó solo?